Por más de 1020 años la iglesia dirigió una ola de condenas y represalias en toda Europa medieval. Ella impedía todo progreso, toda fuente de innovación y dio origen a miles de prácticas que no tenían sentido ni por aquel entonces. La vida diaria en la edad media, por mucho que pensemos lo contrario, no era de las más buenas que pudo haber tenido la humanidad. La sexualidad también estaba incluida en todo esto, así que prepárate para un viaje de descubrimiento:
Las semillas eran el principal anticonceptivo
Para una mujer en la edad media, tener un embarazo no deseado era producto de apedreamiento e incluso la muerte y con ello la deshonra a toda su familia. Cuando se creía que la mujer tenía un embarazo esta utilizaba una semilla o algún cuerpo extraño para impedir el nacimiento del bebe. Cuando el plan salía a la luz era desterrada de su casa y perdía los pocos derechos que tenía en la época.
La masturbación estaba completamente prohibida
En aquel tiempo masturbarse era no solo pecado, pues era un deseo lujurioso sino también era un medio para desperdiciar la semilla de la vida. Cuando un hombre se le descubría masturbándose este era retenido para ser vigilado o dependiendo de la situación podría ser hasta azotado por este hecho. Otro aspecto era el matrimonio, pues la mujer siempre tenía que estar dispuesta a las relaciones sexuales exclusivamente para tener hijos.
La infidelidad era cuestionada severamente por las leyes
En caso de que los hombres fueran infieles, las mujeres serían las culpables por no saber satisfacer a su marido. En caso de que la mujer fuera infiel, el esposo tenía la potestad de apedrearla y hacerla perder todos los derechos de la familia. Si una mujer era sorprendida en pleno acto sexual siendo infiel, el varón pasaría un escrito a las autoridades para quemarla en la hoguera.
El vientre de una mujer estaba putrefacto una vez al mes
La menstruación en una mujer de la época era un periodo de tiempo increíblemente duro. No solo por los dolores y complicaciones médicas que podía tener sino también por su estatus social. Una mujer con matriz sucia no podía sentarse en sillas y era aislada de la comunidad hasta que pasara el periodo. Tanto así que en algunos casos, se internaba a la mujer a una habitación y solo se le pasaba la comida por una rendija.
La prostitución estaba al servicio del día
A pesar de las leyes, las mujeres que se dedicaban estrictamente a la prostitución estaban protegidas. Se consideraba un mal necesario pues de allí se recogían muchos tributos y se mantenían a las mujeres del hogar “sanas” para la procreación de los hijos. Sus protecciones incluían abusos, violaciones, secuestros o inclusive peleas por amoríos.
Otro aspecto que la sociedad clásica seguía manteniendo hasta hace poco es que una mujer fuera pura y casta hasta el matrimonio. De no ser así, el esposo podía automáticamente cancelar el compromiso adquirido y la mujer quedaría en con su familia.