Seguir hábitos alimenticios saludables es prioritario. Hay que consumir menos azúcar, pues acelera el envejecimiento, y apostar más por las frutas y verduras para evitar el daño celular. Lo que hay que hacer es humectar la piel y no dañarla a base de exfoliantes y máscaras agresivas, además de protegerla del viento, el frío y el sol.
Si queremos ralentizar el proceso de destrucción ósea, hay que cuidar las hormonas. Las hormonas tiroideas intensifican la reabsorción, mientras que los estrógenos ralentizar el proceso. La vitamina D, por su parte, es saludable, pero en exceso puede afectar los huesos. Por otro lado, algunos estudios demuestran que las inyecciones de Bótox son perjudiciales al acelerar el proceso de destrucción óseo. Lo que hay que hacer es buscar un equilibrio y nada mejor que recurrir a la ayuda de un endocrino.
